A fuerza de presión y hasta con amenazas de intervenir la obra social de la Unión Tranviarios Automotor (UTA), el Gobierno está a un paso de garantizarse el funcionamiento de los colectivos el jueves próximo, cuando la CGT active su tercer paro general contra la gestión de Javier Milei.
De lograrlo, sería un golpe importante para los impulsores de la protesta, que dependen de la adhesión del transporte para garantizar el impacto de la huelga..